En México, representa la primera causa de muerte por cáncer en las mujeres. A nivel nacional, la tasa de mortalidad por cáncer de mama es de 17.19 defunciones por cada 100 mil mujeres de 20 años más, un gran porcentaje de los cánceres de mama en México se diagnostican en etapas avanzadas situación que limita la esperanza de un pronóstico favorable para quienes cuentan con éste diagnóstico.

Este cáncer lleva a la paciente a enfrentarse a un procedimiento, que conlleva a una readaptación en varias direcciones: implica tener que afrontar la propia enfermedad, con su significado de amenaza para la vida, la necesidad de recibir un tratamiento ciertamente agresivo, la incertidumbre sobre si dicho tratamiento dará resultado, además de la representación simbólica del órgano afectado que influye en la vivencia de la propia enfermedad.  

Así mismo cuando hablamos de una enfermedad terminal nos referimos al hecho de que el paciente tiene que afrontar una serie de cambios en su vida, al igual que su familia; se ve en la necesidad de adaptarse a una serie de cambios que muy probablemente modificarán el rumbo de cotidianidad en cuanto a su situación económica, laboral, familiar, social y espiritual.  

Además, esta montaña rusa emocional con frecuencia va acompañada por incertidumbre acerca de la enfermedad, desconcierto respecto al tratamiento y ansiedad acerca del futuro. Sin importar la edad, la mayoría de las mujeres, y hombres también, coinciden en que un diagnóstico de cáncer de mama es un evento que cambia la vida.  

Por otro lado la bibliografía indica que los pacientes bajo este diagnóstico tienden a  asociar el concepto de “terminalidad” con  “no hay nada que hacer”, cuando es justo a partir de este momento cuando hay mucho que hacer por el paciente y su familia.  

Es precisamente al momento de que el paciente en fase terminal recibe su diagnóstico, cuando puede contar con la esperanza de recibir una atención integral tanto para él como para su familia a través de una intervención tanatológica, cuyas funciones son dar atención a aspectos tan diversos como:  

  • El sufrimiento psicológico.
  • A las relaciones significativas del enfermo.
  • Al dolor físico.
  • El sufrimiento espiritual.
  • A las últimas voluntades.

Esta disciplina busca ayudar al enfermo y a sus familiares a aliviar el dolor y la desesperanza que suele acompañar a la enfermedad, así como la cercanía de la muerte, aminorando el miedo a la muerte de forma gradual y dar plenitud al periodo restante de la vida del paciente.

¿Cómo se relaciona la Tanatología específicamente con los enfermos de cáncer de mama?. 

La Tanatología se enfoca a cualquier pérdida significativa que tenga el ser humano y a lo largo de nuestra vida enfrentamos diversos tipos de pérdidas, muertes, separaciones, pérdidas de miembros, pérdida de salud, de ilusiones ante una discapacidad, etc.

En el caso de cáncer de mama, hablamos de la pérdida de la salud, la seguridad del futuro, de un ser querido, la solidez económica y la amputación física de parte de una o ambas mamas.  

Después del diagnóstico de cáncer de mama, con frecuencia los sobrevivientes y sus seres queridos tienen que hacerle frente a emociones que fluctúan constantemente: sorpresa, ira, tristeza, negación y esperanza, para mencionar sólo algunas.

Contar con un tanatólogo le ayudará a vencer este paso a través de un método práctico y empírico que le facilite al paciente la comprensión de las crisis emocionales y físicas.  

¿Cuál es el tratamiento más adecuado para las mujeres con éste diagnóstico?.

La intervención psicoterapéutica debe brindarse de manera previa y posterior al diagnóstico ya que la ansiedad y la depresión son padecimientos comúnmente asociados a esta enfermedad, que se incrementan en procedimientos como la mastectomía.  

La psicoterapia grupal ha demostrado grandes beneficios en las alteraciones emocionales asociadas a eventos médicos de gran impacto, pues el hecho de pertenecer a un grupo o comunidad con un factor común (en este caso el cáncer) crea un escenario dónde la mujer puede expresar sus temores, experiencias y sentimientos alrededor de su padecimiento, sin temor a repercusiones familiares o estigmatización social, lo que conlleva en la mayoría de casos a la construcción de una sólida red de apoyo durante la evolución de la enfermedad.  

Si se recurre a esta alternativa se podrá orientar desde diversos aspectos como:  

  • Información sobre la necesidad de cambios en hábitos alimenticios y nutricionales ya que la radioterapia deja cicatrices y daña células sanas, tejido y órganos.
  • Apoyar al paciente en el problema al prevenir la náusea y el vómito que se asocian con la quimioterapia. La náusea y el vómito no controlados pueden interferir con la capacidad del paciente para recibir su tratamiento, así como de cuidar de sí mismo, ya que puede llegar a causar desde deshidratación, hasta pérdida del apetito, problemas físicos como reapertura de heridas quirúrgicas.
  • Exhortar al paciente a obtener información sobre seguros médicos o sobre la forma en que funciona el que se tiene, de farmacias económicas y apoyos de instituciones de gobierno o particulares.
  • Con la familia es importante aclarar dudas, orientarlos en los aspectos económico, religioso y espiritual, protegiendo la independencia de sus miembros, particularmente cuando el final sea largo. Es importante en ambos (enfermo y familiar) cerrar círculos o asuntos inconclusos de tipo emocional que puedan dificultar el proceso.

El paciente de cáncer que cuente con apoyo tanatológico será capaz de reducir la ansiedad, depresión y otras reacciones emocionales negativas, ya que contará con una guía que lo ayudará a afrontar su enfermedad de manera positiva, del mismo modo logrará desarrollar un sentido de control personal sobre su vida y una participación activa en su tratamiento del cáncer.  

Estos beneficios son extensivos a la familia ya que contarán con un soporte emocional para afrontar la situación de su familiar enfermo y para una pérdida futura, así como darles a conocer los recursos y herramientas que pueden usar.  

Debe tenerse en cuenta que el dar información puede llevar a un mayor estado de estrés sólo si no se acompaña de entrenamiento en estrategias para afrontar los problemas que se originarán. Es por ello de vital importancia el compromiso sincero y absoluto por parte del equipo de intervención para, de esta manera,   preparar a los familiares pero sobre todo al paciente para vivir la muerte con plena dignidad, total aceptación y verdadera paz.  

Psic. Jesus Angel Gonzalez Rodriguez