En octubre conmemoramos el Mes de la Sensibilización sobre el Cáncer de Mama, instaurado por la OMS, como una forma de fomentar la detección temprana y el procedimiento correcto con el objeto de prevenir, incrementar la supervivencia y minimizar los efectos negativos de esta clase de cáncer; el más común entre la población femenil.  

Según la Organización Mundial de la Salud, el cáncer de mama crea todos los años 1.38 millones de casos nuevos en el planeta y 458 000 muertes de féminas, de las cuales la más grande parte se registra en las naciones en desarrollo gracias a detección tardía por falta de sensibilización y la complejidad para entrar a los servicios de salud.

En tanto, la Organización Panamericana de la Salud establece que en América es el cáncer más común en las féminas (400 000 diagnósticos en 2010) y la segunda causa de muerte por cáncer (92 000 defunciones en 2010), por lo cual estima que, en caso de seguir estando este comportamiento, para el año 2030 los dos indicadores incrementarán 46%.  

En México, el cáncer de mama es la primera causa de muerte por cáncer en las damas más grandes de 25 años de edad: en 2013 murieron 5 405, o sea, todos los días fallecen bastante más de 14 féminas, y el conjunto de edad más perjudicado es el de 50 a 69 años, de consenso con el Centro Nacional de Igualdad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR).

¿Cómo se detecta el cáncer de mama?

La mamografía es el único método que ha logrado detener el preocupante avance del cáncer de seno por su eficacia para el diagnóstico temprano. Es un procedimiento rápido e indoloro que debe realizarse una vez al año, a partir de los 35 años, en la población general.  

Hay casos que requieren este examen antes de esa edad ya que las estadísticas más recientes revelan que el más del 40% de los nuevos casos se presentan en mujeres en edad reproductiva, por esto en el mes de sensibilización de cáncer de mama, hay fundaciones que incentivan a la realización del estudio correspondiente.  

Prevenir, ante todo.

Por otro lado, hay componentes de peligro (biológicos, del medio ambiente e historial reproductivo) que son imposibles de cambiar; no obstante una secuencia de componentes involucrados con el estilo de vida tienen la posibilidad de evitarse y de esta forma aminorar el peligro de sufrir esta patología, los cuales consisten en una ingesta de alimentos alta en carbohidratos y baja en fibra, consumo de grasas de procedencia animal y grasas trans, obesidad, primordialmente luego de la menopausia, sedentarismo, consumo de alcohol superior a 15g al día, tabaquismo, entre otros.  

Como parte de la adopción de una vida más sana, se sugiere conservar el peso ideal, reducir el consumo de grasas animales, aumentar el consumo de fibra como cereales integrales, frutas y vegetales; hacer ejercicio de 30 a 60 min cada día, reducir el consumo de alcohol, no fumar, y lactar ya que fue reconocido como un componente defensor.